martes, 28 de junio de 2011

Gris: Vértigo y Desencanto.


Cada vez pasa más tiempo entre post y post y no es porque no tenga cosas o ideas que contar, es sólo que no tengo ganas de contarlas.

Y es que tengo guardadas mis pinturillas porque creo que ahora no pinto nada en sitios que antes me encantaba estar.

Cansada de ir a fiestas universitarias, las cuáles no hace ni dos años preparábamos con dos meses de antelación, contar los días pensando donde ibas a beber o aun más complicado que te ibas a poner. Fiestas en las que ahora sientes que ese ya no es tu sitio, y ves a chicas de 18 años en primero de carrera, sonriendo y disfrutando, cargadas de ideales e ilusión y a las que te encantaría decir, “DISFRÚTALO, no te pierdas ni una fiesta no desaproveches ni una oportunidad, porque un día te vas a despertar y te vas a dar cuenta que tienes un montón de recuerdos increíbles pero que ese ahora ya no es tu sitio.” Es triste perder la ilusión.

Y eso no es lo peor, lo peor es quedar con tu gente para tomar esas copas, que cada vez se van convirtiendo más en cañas porque lo que nos hace falta es hablar. Hablar del asco de vida que tenemos todos, matándonos en trabajos en los que no se los valora o dando tumbos por las calles currículum en mano, buscando una oportunidad de demostrar cuanto vales y cuánto puedes dar.

Cinco años de universidad para acabar trabajando en supermercado, lo cual es muy digno pero muy poco gratificante. O los que decidieron no estudiar, una opción muy respetable y se han pasado estos últimos años vagando de trabajo en trabajo, o dejándosela piel en uno del cual les han echado acogiéndose a la gran excusa llamada crisis.

Renunciar a vacaciones que te corresponden por derecho, no cobrar horas extras, trabajar todos los sábados y domingos, aguantar presiones y reprimendas inmerecidas, ahora es algo de lo que tienes que estar feliz, porque eso es que tienes la suerte de poder trabajar.

Ahora pienso que no hay marcha atrás, que ha empezado “el resto de nuestra vida” y aunque sé que hay que vivir cada momento y disfrutarlo yo pienso en ello y me quedo sin aliento, lo siento pero mi vida me da vértigo. Esto no es madurez es desencanto.

Esto es totalmente contrario a mí, a mis ideas, mis valores, a mi sonrisa y a mis ganas de vivir, pero de momento mi color es el gris.